Reconstrucción de extremidad inferior

La cirugía reconstructiva del miembro inferior se suele realizar cuando hay pérdida de hueso o de piel tras accidentes, infección o tumores. Cuando la piel no es suficiente para poder cerrar y cubrir todo el hueso se necesitan colgajos, es decir, trasplantes de tejido (generalmente piel y/o músculo) de otras partes del cuerpo. También puede ser necesario cuando existe una infección crónica del hueso, conocido como osteomielitis.

Las heridas crónicas (de larga evolución) en la extremidad inferior se pueden manifestar de diversas maneras:

1. Heridas abiertas, que no curan, o presentan costras (placas necróticas).
2. Infección, con dolor, enrojecimiento de la piel y/o secreción de pus.
3. Cicatrices “inestables”: son cicatrices pegadas al hueso que producen dolor y heridas crónicas.
4. Pseudoartrosis: se produce cuando el hueso no está bien cicatrizado. Produce dolor e inestabilidad.

Para un diagnóstico adecuado, además de la historia clínica y la exploración física, pueden ser necesarias pruebas específicas que valoren las diferentes estructuras:

• Piel o partes blandas: exploración visual de la herida o cicatriz.
• Vasos sanguíneos: se visualizan mediante una arteriografía o angio-CT.
• Hueso: se visualiza mediante radiografía y tomografía computerizada (CT). Si se sospechan signos de infección ósea, puede ser necesaria una resonancia magnética (RM).
• Nervios: pruebas de electrofisiología.

El tratamiento de este tipo de lesiones suele requerir un manejo multidisciplinar, es decir, de diferentes especialistas (equipo multidisciplinar).

1. Defecto de piel o partes blandas: el cirujano plástico suele utilizar trasplantes de tejido local (llamados colgajos locales o pediculados) o de otras partes del cuerpo (llamados colgajos libres) para reconstruir las zonas afectadas y, en caso necesario, proteger el material de osteosíntesis que coloque el traumatólogo.
2. Fractura ósea: el traumatólogo utiliza material de osteosíntesis (placas, tornillos, etc) para tratar la fractura.
3. Si existe una infección del hueso, una cicatriz inestable o una pseudoartrosis, es necesario un desbridamiento (eliminación del tejido infectado, la cicatriz dolorosa o el hueso no sano) previo a la reconstrucción.

Tras el tratamiento quirúrgico de estas lesiones, se requiere un plan de rehabilitación intensivo y un alto grado de motivación y esfuerzo del paciente.